Después
Después de que me di cuenta que todo iba en contra de mi posición en ese comparendo,
y que el árbitro tenía un millón más de buena onda con mi contraparte y su escote exesivo,
y que seguramente mi pobre cliente deberá pagar más de cien millones de pesos, que parece que no tiene..
sonreí y me fui a comer un helado gigante,
el más grande del mundo,
con chocolate, con te verde y maracuyá
y congelé un poco mi lengua y congelé también mi cabeza,
a ver si de esa forma no se piensa tanto.